Todos tenemos orgullo de una u otra forma, la diferencia son los grados de este y como lo llevamos en nuestra vida. Hay personas tan poco orgullosas que son capaces de humillarse si es necesario para remediar las cosas con una persona y pedir disculpas sin ser culpables, incluso aunque esta realmente no lo valga, por el contrario hay personas con un nivel de orgullo tan grande que jamás aceptarían que se han equivocado y siempre esperarían que sea el otro quien se disculpe o remedie las cosas, incluso aunque esa persona sea muy importante y libre de culpas en el tema. La gente suele decir que el orgullo es malo, que ser orgulloso solo traer problemas, que es un defecto, pues bien, esto no es así. Básicamente el orgullo es lo que mantiene nuestra dignidad como personas, si no tuviéramos orgullo seriamos unos derrotistas toda la vida, pues el orgullo es más que ese sentimiento de altanería como muchos lo llaman, orgullo es sentirse bien y a gusto con uno mismo, con las cosas que ha logrado, por pequeñas que sean, si no pudiéramos enorgullecernos de esas cosas nuestra autoestima estaría por el suelo, simplemente no podríamos sentir nuestro valor, ni amor propio, por mucho que los demás nos insistieran en el, y más importante aun, no existiría motivación para crecer y avanzar día a día, nos quedaríamos estancados en lo mismo, la vida no tendría sentido,¿De que sirve hacer algo si no soy capaz de valorar lo que hago?. El Orgullo es importante, y como toda cosa cuando este se encuentra desequilibrado es cuando es malo, como bien dije inicialmente, un orgullo alto no es bueno, pero uno bajo tampoco es mejor, hay veces que por tener un orgullo alto terminamos perdiendo a personas importantes, pero también hay veces en las que el orgullo y dignidad son más valiosos e importantes que cierta gente que llega a tu vida, el orgullo es valioso, valoralo sin sobrevalorarlo
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