El tiempo, una de las cosas más valiosas que poseemos, y a veces la que más derrochamos. El tiempo no espera, jamas se detiene, y hay que saber seguir caminando junto a el por ese sendero eterno. A veces cuando voy caminando intento mirar a tras, obviamente sin descuidar lo que esta por delante, y pensar que a medida que avanzo, voy viendo distintas experiencias, emociones, tristezas, alegrías, pesares, sorpresas, conocimientos y valores que fui adquiriendo en el camino,y eso me hacen sentir una persona completamente distinta, pensar que si en algún momento pudiéramos ver el camino en el que estaremos muchos años después, seguramente nos sorprenderíamos de vernos, de ver con que gente estamos, los que se han quedado a tras, el lugar en donde estemos, como estaremos vestidos, lo que hemos sabido, seria increíble, y no entenderías como podrías haber llegado a aquello, por eso el camino es bello y el tiempo preciso, te va regando de su esplendor poco a poco, para que cada vez que mires a tras te des cuenta de que vas creciendo. Esta vez mi publicación es algo personal, hoy me junte a jugar cartas con un viejo amigo, gracias a Dios, yo aun no caigo en la nomofobia ni esas cosas. Mi amigo y yo nos conocemos desde primero básico, fuimos compañeros durante mucho tiempo, luego nos fuimos a colegios distintos, y actualmente nos encontramos en universidades distintas, sin embargo aun con toda la carga que significa estar en la Universidad, disfrutamos de buenas conversaciones, comidas y juegos (en especial las cartas), y es genial ver como el tiempo nos ha echo crecer juntos, compartir experiencias inolvidables, y a pesar de los malos momentos que alguna vez existieron, seguir compartiendo como lo hacíamos hace más 15 años, simplemente es hermoso, una amistad genial y sincera, seguramente el sera el padrino de mis hijos algún día, quien sabe, quien sabe si seguiremos encontrándonos en el camino de la vida, y si el tiempo seguirá siendo tan generoso de darnos la oportunidad de continuar construyendo ese lazo, simplemente gracias, por demostrarme que las amistades reales si existen.
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